A PRIMERA HORA

A veces nos cuesta levantarnos temprano. Bueno, a mí me cuesta mucho levantarme temprano, sobre todo en invierno, cuando estás calentita bajo el nórdico y no te apetece para nada salir de su protección. Sin embargo, a veces rompemos esa pereza y damos un salto, dispuestos a hacer algo que nos gusta, correr, montar en bici, en mi caso, hacer fotos.La verdad es que tenía una impronta, debía entregar un ejercicio para un curso en el que estoy participando, así que, por decirlo de algún modo, casi que estaba obligada a salir a primera hora del sábabo, porque a las 10 tenía taller de scrap.


Una vez en la calle, con mi arma en la mano y el sol de primera hora dandome en la cara, ese sol que no calienta, pero da brios, me sentí genial. Me sentí en disposición de ánimos para conseguir lo que fuera que me propusiera. La ciudad estaba tranquila, casi no había nadie en la calle, la luz era suave y agradable...

Me dieron ganas de sentarme en este banco y dejarme mimar por el sol.

Y de pasear por el cauce del rio, tan animado a estas horas.

Es un monento donde la luz crea reflejos dulces. Es un momento ideal para pasear y dejarse llevar. El resto del dia llegará, más tarde...